Saltar al contenido
CAMINANTES

Gabriel Lopez Santiago

Delegado de Palau Solità i Plegamans
“Me sale de las entrañas ser buena gente.”

¿Mar o montaña?

Siempre he querido vivir cerca de la montaña, buscando tranquilidad. Disfruto de esa paz, de despertarte con los pajaritos, de la naturaleza… soy un poco bohemio.

Sin embargo, dejas la paz que tienes aquí en Palau- solità i Plegamans y decides colaborar en proyectos humanitarios. Has viajado a Perú, África, Polonia… aquí ayudas a familias con pocos recursos, no paras ¿por qué decides ayudar de una manera tan proactiva?

Aunque no creo mucho en la iglesia, ni en las religiones… sí creo en algo interior mío. Mi madre murió muy joven, con 40 años. Crecí sin mi madre, ella era muy buena persona y ayudaba a la gente. De aquí viene que cuando alguien necesita ayuda me vuelvo muy sensible. Me sale del interior.

Ahora te van bien las cosas pero, ¿siempre ha sido así?

Tuve una infancia muy dura. Con 8 años nadie me quería, con 12 me vi un día sentado delante de precipicio pensando ¿salto o no salto?, con 13 años mi padre me dijo que no quería saber nada más de mí. Me tuve que buscar la vida, empezar a trabajar con esa edad. Estaba en Barcelona, muy tirado… estaba con Jose y nos fuimos a vivir él y yo solos.

Jose, es tu hermano mayor. ¿Te hizo de padre?

Él me acogió. Es el mayor aunque siendo joven ya era un hombre como para saber su responsabilidad. Nos fuimos a vivir a una casa. Él trabajaba, me mantenía, comprábamos la comida, cocinábamos… Él es como mi padre, como un buen padre.

¿El pasado te marca?

Mi hermano y yo decimos de dónde venimos y sentimos que tenemos que compartir. No queremos que nadie pase por lo mismo que hemos pasado nosotros.

De algún modo es como si le estuviéramos ofreciendo todo eso a nuestra madre. Pensando en que esté orgullosa de nosotros, de quién somos y de lo que hacemos, creando  así un vínculo con ella.

Recientemente vuelves a ponerte en marcha y te vas a Polonia.

Empezó la guerra y sabía que tenía que marcharme para allí. 

Así fue que nos fuimos a Polonia a llevar material y a traer unas familias de refugiados.

Por suerte en CCONG he encontrado mucho apoyo, ánimo, mucha facilidad, me han asistido y me han ido explicando qué hacer en todo momento, me he sentido muy arropado. Ha sido un gran esfuerzo por parte de todo un equipo pero al ver la cara de estas familias sabes que ha valido la pena.

No siempre es fácil.

Ayudamos con nuestro dinero, nos autofinanciamos cuando viajamos, también está lo que implica dejar de hacer cosas en tu entorno cuando te vas. En el último viaje mi nieto se despidió de una forma que me rompió el corazón. Pero me centro en el objetivo y me voy donde creo que más me necesitan en esos días. Por eso yo creo que tengo a alguien en mi interior que me conduce a eso.

¿Qué te aporta ser voluntario?

Ayudar a las personas me da energía, para trabajar, para hacer… no paro. Pienso en lo afortunado que soy. Tenemos lo suficiente y te sientes bien al desprenderte un poco de lo que tienes. Me sale de las entrañas ser buena gente.

Entrevista y fotos de Noemi jariod. 

Agradecimientos: Pep Mercarder, Rut Jariod y Carmen Corrales